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    Un colega, médico, recibió en su consulta a una señora de 90 años de edad, con buena salud pero un poco deprimida debido a su soledad y el facultativo le recetó para combatir su estado, un perro pequeño y juguetón a lo que la señora rehusó, diciéndole:
    ¿Qué hará cuando yo muera?

    Este es uno de los mayores problemas de la relación humano-animal; la diferente longevidad de uno puede dejar al otro vacío y desconcertado.